domingo, 11 de octubre de 2009

El que invento el alambre de púas fue Joseph Glidden

Según lo que encontré en Internet la invención del alambre de espino esta estrechamente ligada a la colonización norteamericana, después de la guerra civil Americana. Surge ante la necesidad de cerrar o delimitar de forma segura las grandes propiedades que iban surgiendo en el Medio Oeste de EE.UU. pronto se vio que los materiales tradicionales (vallas de madera, muros de piedra o caballones de tierra) no eran adecuados para las longitudes de cerramiento requeridas.

En la segunda mitad del siglo XIX, la tecnología industrial ya permitía disponer a un precio asequible de gran cantidad de alambre de buena calidad, así que varios inventores se pusieron a trabajar sobre la idea de añadir puntas al alambre para emplearlo como elemento de cierre de las fincas.

Joseph Glidden es el hombre al que se puede considerar el padre del alambre de espino y de la maquinaria para producirlo en masa, al crear en 1874 un tipo de alambre espinoso prácticamente idéntico al actual, que constaba de un alambre enrollado sobre otros dos.

Su invento se enfrentó a la oposición de no poca gente; pronto se le empezó a apodar “la cuerda del diablo” y algunos grupos religiosos se opusieron a él tras ver las heridas que podía ocasionar a hombres y animales, aunque la principal oposición provino de los ganaderos trashumantes que viajaban periódicamente de las estaciones de invierno a verano, ya que la proliferación de zonas con alambradas acababa con su forma de vida. Pero el alambre triunfó, pues sus ventajas resultaban evidentes.

El invento de Glidden no tardó en atraer la atención de los militares, pero parece que fueron los británicos y no los norteamericanos los primeros en ocuparse de él en sus manuales en 1888, aunque los franceses ya habían considerado el uso de alambre liso previamente. Las guerras en Cuba y en Sudáfrica fueron las primeras en las que se empleó, aunque como simples barreras. El amplio uso que tuvo en la guerra entre Japón y Rusia hizo que las naciones europeas dedicaran mucho espacio en sus manuales militares al empleo en campaña de este elemento.

Las alambras se colocaban usualmente de noche, con el mínimo ruido posible, razón por la que con el tiempo las estacas de madera que debían de ser clavadas al suelo fueron sustituidas por barras metálicas con un extremo en forma de sacacorchos y podían de esta forma ser atornilladas al suelo de manera más silenciosa. La forma de disponer los soportes del alambre era muy variada, aunque una muy frecuente era formando mallas de triángulos equiláteros de unos 2 metros de largo, o bien combinar los triángulos con cuadrados. El tendido del alambre era un trabajo peligroso y los hombres, a pesar de emplear guantes de cuero, se herían con mucha facilidad. El alambre tenía que ser mantenido e inspeccionado diariamente. Cada compañía de infantería disponía de un grupo de hombres dedicados al cuidado diario de las alambradas de su sector.

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